Aquel era un día de esos que comienzan de forma pausada, en los que al despertar se siente que ha amanecido y sin embargo el sol parece aun no animarse a aparecer.
Luego de sus rutinas matinales, Sascha cogió rápidamente su desayuno y partió al trabajo. Aquel 16 de marzo logró llegar temprano, algo que no era usual pero tampoco una hazaña. Por tratarse de un día lunes este hecho cobraba mas importancia.
Con el pasar de las horas las cosas se daban de forma bastante “Normal” aparecieron el café, las notas, los llamados, y las respuestas, también aparecieron los largos párrafos, nada era inusual y por cierto, la vida de Sascha era, según el y según muchos, una entre tantas, solo que en ocasiones decidía levantarse para mirar alrededor y hacia arriba.
Al llegar a casa Sascha se acomodó en su sillón y se acerco a la nevera, luego destapo una cerveza, entonces su teléfono comenzó a sonar, al contestar Sascha reconoció la voz de una anciana algo alterada, esta lo reprendía por su falta de cordura, además de muchas otras cosas. Luego de unos minutos logró entender que, de algún modo se había comprometido a brindar ayuda diaria a la pobre anciana, a ciertas horas de la madrugada, solo no recordaba cuando o como. Sascha colgó el teléfono algo asustado, ya que no verdaderamente no recordaba nada.
Luego, encendió un cigarro y comenzó a oír su ya desgastado disco de Wish You Where Here, tras pensar por un rato se oyó en su mente una frase “Cuando se llega temprano a donde no se debe, llegamos tarde a donde verdaderamente debemos estar”.
Sascha encendió otro cigarro, ya que pensar y fumar le tomaba mucho tiempo.
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