A veces, llega un poco la pena
y se sienta conmigo cuando nadie más puede hacerme compañía,
pone su mano bordeando mi espalda y con la otra me acaricia.
Me dice "He visto que ya no lloras, pero sé que un día vas a llorar"
sueño con ella y es lo único que veo, y amanece en mi pecho, y
camina conmigo a la estación del metro.
Pero cuando sale un poco el sol y su luz me pinta una sonrisa le
digo "Gracias por acompañarme, pero la próxima vez que llore
no va a ser por ti"
Y se va la pena, llena de pena.