Buenos días, buenas tardes y buenas noches:

Cuaderno viejo y yo esperamos poder llevarte a dar una vuelta durante el tiempo que dure tu estadía en nuestro espacio del mundo.


Bienvenid@





viernes

La Mujer De Los Buenos Días & El Hombre Que Escribe Para No Olvidar

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Se acerca un señor antes joven aunque no tan viejo al banco de objetos, y se dirige a la recepcionista en un tono cargado de optimismo: "Buenas tardes, he venido en busca de algo que deposité aquí hace algún tiempo"

La recepcionista lo observa, como reconociendo en el algún rasgo antes visto y le contesta: "De que estaríamos hablando?"

El señor antes joven aunque no tan viejo se pausa, y como queriendo no despertar la atención le dice tímido:
"Se trata de un sentimiento...”

Entonces la recepcionista suspira como de alivio y sugestión al mismo tiempo, y con la mirada fija en los ojos de un señor antes joven aunque no tan viejo, tras pensar una respuesta le dice en un tono convincente:

“Lo siento, pero resulta imposible hallar ese sentimiento del que usted habla, no hay nada parecido a lo que usted intenta....”

La recepcionista no acaba su oración cuando decepcionado, el señor antes joven aunque no tan viejo agradece su atención y el momento de dialogo, le pide que no continué pues ya sabe que su búsqueda culminó sin éxito, entonces deja sobre la mesa una ya inutilizable llave antigua, lentamente se aleja, regresando por los caminos diarios que hasta allí le habían llevado.

En aquel momento un gigante silencio inundó a todos los presentes y luego de unos segundos mientras aquel señor antes joven aunque no tan viejo se alejaba, la recepcionista cogió la llave , con prisa abrió un rustico cajón de madera y de su interior cogió una nota de hace años, al leer el papel recuerdos sonaron altos en su mente:

“Regresaré por ti”

De la mano de un momento, volvieron a la recepcionista sus recuerdos, penas y alegrías olvidadas, y entonces aquel señor antes joven aunque no tan viejo volteo cargado de esa inercia sentimental que obliga a voltear en los momentos en que se avanza, y feliz se acercó a ella, y en un abrazo, con besos que quisieron ser eternos le entrego ese amor de años que perdieron, y desde aquel momento, la recepcionista y el señor reanudaron sus vidas, y el tiempo que juntos perdieron pasó a ser lo que a la distancia mantuvieron siempre en común, y sus años de ausencia cambiaron.

Entonces el sentimiento guardado bajo llave en un cajón rustico, progresó en el tiempo y se volvió un amor especial, de ese amor que moriría quizás, pero jamás sería olvidado.

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